ERMITA DE SAN
JUAN BAUTISTA de Iturrioz
En
la antiquísima calzada que unía San Sebastián y Hernani con el valle medio del
Urola se encuentra el lugar de Iturrioz (carretera entre Aia y Asteasu en el
collado de Andazárrate). Citado ya como Iturrioz de Gurtiajunto con los topónimos
de Helcano y Haya en un documento de 1025 fue terreno
común de Aya, Régil, Vidania, Goyaz y Albiztur. Emplazada a los 593 metros de altitud, la venta y ermita de Iturriotz está
entre las más famosas de Guipúzcoa por la feria de ganado y romería que se
celebraba en ella y que fue suprimida por acuerdo de las Juntas de Villafranca de
1728, por celebrarse en despoblado, siendo trasladada a Aya.
Por su posición geográfica,
el lugar tuvo importancia hasta finales el siglo XVIII. En 1544 se la cita como
ermita de San Juan de Yturrioz Mutio. Lope
Martínez de Isastien 1625 señala la anteiglesia de San Juan de Iturrioz; en
1584 aparece destacada en un mapa editado en Amberes así como en otro de Tomas
López, de 1752. Manuel de Larramendi
al hablar del Ernio, la llama “iglesia o
ermita de San Juan Bautista situada en la jurisdicción de Regil, Aya, Asteasu,
Goyaz, Bidania y Albistur”. La ermita era el punto de reunión de los
representantes de las Universidades que integraban la “Unión de Sayaz” para
asuntos importantes. Por un documento de 1615
sabemos que ese día subían a la ermita los vecinos de Aya y Albistur en solemne
procesión; los de Régil lo hacían la víspera y por San Bernabé, los de Vidania.
La
presidían los Ayuntamientos y cabildos eclesiásticos de los cinco o seis
concejos de la Sierra, cantando o rezando las letanías de los Santos. El Síndico
del municipio de Bidania anota en repetidos años del siglo XVIII el gasto de 12
reales dados al sacerdote, en nombre de la Universidad, por la celebración de
la misa del “día de la Letanía” o “Romería de Iturrioz”.
Pablo
Gorosábelrefiriéndose a Albistur señala “tenía
también pro indiviso con los mismos pueblos, el de Rexil y Aya, otros montazgos
de las cercanías de la ermita de San Juan Bautista de Iturrioz, erigida en
terreno común de los cinco pueblos (Aya, Regil, Vidania, Albistur y Goyaz).
Esta comunidad fue origen de muchas cuestiones entre ellos; algunas veces tan
graves que dieron ocasión a escándalos y vías de hecho. Uno de estos casos
ocurrió en 1544 el día de la Ascensión del Señor, en que las gentes de dichos
pueblos fueron en procesión, según costumbre a San Juan de Iturrioz, con sus
respectivos ayuntamientos y cabildos eclesiásticos. Ofendidos los alcaldes de
Rexil y Aya que el de Albistur hubiese entrado en los términos de la expresada
ermita, Hernio y Celatun con vara alta de justicia, le prendieron; y he aquí el
motivo de un altercado serio entre vecinos de los pueblos concurrentes a la
función. Resultó muerto en él Juan de Atodo y cortado el dedo pulgar de la mano
derecha de Juan Gaiztarro, ambos moradores de Albistur”. En la misma obra,
al hacer la historia de Aya y formación de sus ordenanzas municipales en 1611
explica que “para el gobierno y la
administración de la tierra debía haber además un jurado ejecutor y dos
guardamontes, un depositario de fondos, un colector de la bula y los mayordomos
de la iglesia parroquial de Aizpe, Iturrioz y del Hospital”.
El 11 de agosto de 1792 se comete una grave
profanación de la ermita. El tribunal eclesiástico de Pamplona ordena su
reducción a simple humilladero, “Los
señores Justicia y Regimientos de las repúblicas de Régil, Aya, Albiztur, Vidania y Goyaz” acuerdan el 29 de
agosto de ese mismo año, ante el escribano de Aya, presente en la casa seroral
de Iturrioz, encargar por suerte a uno de los miembros de la Union de Sayaz la
guarda de las alajas y efectos de la Hermita de San Juan de Iturrioz”. Echada
la suerte corresponde al alcalde Bidania hacerse cargo de estos objetos. El día
30 de agosto, ante el escribano de Aya, D. Bartolomé de Loinaz, alcalde
Bidania, recoje dichas “alajas y efectos” para su custodia hasta que los
representantes de las Universidades resuelvan “en su primera convocatoria” el
destino definitivo.
El lugar se trata de un
conjunto formado por el caserío-venta, fuente y ermita de San Juan Bautista,
edificio éste rectangular, de sillarejo con tejado a dos aguas. Tiene 13,5
metros de largo y 9,7 de ancho. En uno de sus muros, un pequeño arco escarzano
deja sitio a un manantial. Su retablo interior es obra de Juan de Arbiça
realizado en 1608. Sencillo, de madera sin policromar, con un San Juan Bautista
en el centro, San Roque a la derecha y San Ignacio de Loyola a la izquierda.
Arriba una pequeña imagen del Crucificado flanqueado por la Virgen y San Juan. Por
encima del retablo dos ojos de buey abocinados dejan pasar un poco de luz. Un comulgatorio separa la zona del presbiterio. Cuatro columnas, dos de
ellas en el sotocoro, ayudan a sustentar la cubierta en parhilera de madera.
Encima del muro izquierdo y sobre la entrada, una campana de hierro forjado.Lo que decimos
de la pequeña iglesia se puede extender a la venta, viejo caserío de entramado
de madera que muestra en su fachada las cruces protectoras pintadas con cal y
guarda aun, en su interior, los restos de la cocina de hogar central. Todavía
conserva la habitación donde dice la tradición que en mayo de 1535 descansó San
Ignacio de Loyola,a su vuelta de París. Al día siguiente predicó
desde un fresno situado junto a la ermita de Santa Lucia del barrio de
Elosiaga, tronco que hasta hace poco se ha conservado como reliquia.
Respecto
a la historia de las seroras que atendían esta ermita Antxon Aguirre Sorondocita: Los
primeros datos documentales muestran que la ermita disponía a su servicio dos
seroras. Recordaremos los nombres de Catalina de Yrure en 1583 y Gracia de
Cataran, quien encontrándose enferma, testa el 8 de octubre de 1605 y pide,
entre otras cosas, ser amortajada con el hábito de San Francisco y enterrada en
la tumba que tenía su sobrina en la parroquia y también serora de la ermita,
Catalina de Recondo. Asimismo, pide que antes de sacar su cuerpo se le rece una
misa en la ermita, y que cada uno de los sacerdotes que haya asistido a sus
funerales celebre, el mismo día o al día siguiente, en la parroquia, una misa
en su memoria, por la que recibirá dos reales. Establece que perpetuamente se
diga en San Juan Bautista misa los festivos con cargo a sus bienes y que se
abone al sacerdote que así cumpla 3 rs. Catalina de Recondo, lega 4 rs al
templo en su testamento en 1611 y varias vacas a su hermana; María Ortiz de
Cincunegui, que entró en 1623 con 40 ducados de dote; Catalina de Aristiburu,
dotada con 60 duc pasó luego a ejercer como serora parroquial, y por no haber
abonado aquella cantidad a la ermita, en 1628 se entabla pleito contra ella; en
1629 es serora Gracia de Zumeta a cuya muerte en 1672 le sucede Catalina de
Galarmendi, quien muere en 1699. Continúa María Ignacia de Amaz. En 1642 muere
la también serora Maria Ortiz de Cincunegui, quien es sustituida por Mariana de
Cincunegui, doncella que da de dote 40 duc. Otras seroras fueron Catalina de
Azcue, quien entra a la muerte de Galarmendi en 1699 y fallece en 1715; Josepha
de Iruretagoyena que entra en 1715 a la muerte de Azcue y que murió en 1734;
María Ana de Echave que entra a la muerte de Iruretagoyena en 1734; María
Ignacia de Amas fallecida en 1738 y a la que sustituye Catalina de Echave,
quien a su vezfallece en 1738. Cuando por orden del corregidor del 14 de
noviembre de 1769 se suprimen las seroras en la provincia, el concejo de Aya
devuelve los importes de las dotes a Catalina y María Ana de Echave que, entonces
servían en la ermita. A partir de ese momento la casa seroral se saca en
arrendamiento, siendo el primer inquilino Francisco de Ybarreta. Posteriormente
se vende y el 17 de febrero de 1828 es su propietario José de Valerdi.
El
25 de abril de 1598 el concejo, alcalde y vecinos conciertan con Pedro de Alcaredano,
campanero, vecino de Guemes (Santander) para que refunda la campana rota de la
ermita. Debía terminarla para Pascua de Pentecostés y los vecinos le darían
adobe (barro) y leña para hacerla junto a la ermita. El 15 de mayo se colgó la
campana de ocho quintales (unos 370 kilos). Unos meses más tarde, el 24 de
julio, se liquidan las cuentas con el campanero y se pagan los 32 ducados que
costó su fundición. Pero los pueblos de la Alcaldía de Sayaz se la
vendieron a Aya.
En 1781 se efectúa un
inventario de bienes. Fueron un cáliz de plata, una patena de plata con su
cucharilla, una pequeña cruz de plata, cuatro corporales con sus costales, dos
libros de misa, cuatro vestidos rojos de damasco para misas y un vestido blanco
de paño, seis casullas, cuatro nuevas y dos viejas, cuatro telas para el altar
principal, tres de ellas pintadas, dos toallas, siete candelabros de los que
cinco eran de estaño y dos de bronce, ocho paños para los diferentes altares de
los que dos eran para el altar principal, cuatro para los laterales y el resto
para la parte "delantera", un atril, una lámpara de estaño, ropa del
celebrante y una caja donde guardar las cosas, un par de vinajeras de estaño y
tres de hojalata para el agua y el vino". En 1783 se efectúan obras de
conservación general según informe de necesidades realizado por el arquitecto
Juan Ignacio de Tejería.
Por
orden episcopal, en 1786 se clausura el templo argumentando que en sus romerías
se cometían excesos carnales por parte de la gente joven de ambos sexos. Así se
comunica a los párrocos de Albiztur, Rexil, Vidania, Goiaz y Beizama para que
supriman las visitas. Los ornamentos y artículos del culto se depositaron en
manos del alcalde de Vidania para su custodia. Domingo de Irigoyenseñala en 1934 que la ermita estaba en
lamentable estado “casi del todo profanada”. En 1995 se efectúa un retejo total
de la ermita en auzolan.
Respecto
de la fuente del manantial, Ignacio
Barriola señala: “Muchas veces
interviene el agua usada de diferentes maneras en las prácticas curativas
relacionadas con el culto de imágenes y ermitas. Bendita en unas ocasiones, la
simple vecindad con el lugar venerado le confiere, en otras, virtudes
sobrenaturales, ya sea al manantial cercano o al agua de lluvia depositada en
un lugar propicio. Sus virtudes purificadoras la hacen recomendada mediante abluciones
para las afecciones cutáneas entre las que con probable exageración se cita
siempre la sarna, haciéndonos sospechar lo erróneo del diagnóstico popular que
atribuye mil diferentes dermopatías a esta parasitosis. Renombradas en este
sentido son las de la ermita de San Juan de Iturrioz”. Lope Martínez de Isasti subraya en 1625 que las aguas que manan del manantial situado bajo la
ermita son curativas para la sarna. Aita
Barandiarán atestigua que muchos romeros acudían a bañarse en su fuente la
noche del 23 al 24 de junio, víspera de San Juan Bautista. Se tenía fe en las
virtudes de su agua contra la lepra y enfermedades de la piel; se guardaba en
los caseríos y se utilizaba para amortajar y limpiar a los fallecidos antes de
su entierro. También se arrojaban monedas petitorias a su interior.
Hoy
se hace misa y romería el día de San Juan, 24 de junio, ocasión en la que el
sacerdote impone sus manos sobre los niños presentados por sus madres. La parte
profana de la fiesta consiste en una romería. El 21 de junio de 1987,
domingo, y en procesión desde Aya se lleva a la ermita la imagen restaurada de
San Juan del siglo XVII. En el siglo XX tiene lugar en sus alrededores, el
domingo más próximo al 29 de agosto día de la Degollación de San Juan Bautista,
una gran concentración de personas provenientes de muchas partes de Guipúzcoa,
antes de subir a las campas de Zelatun y cruces del Ernio. Tras cumplir con los
ritos, hermosa romería en ellas.
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