Libro electrónico
e-book
Un libro electrónico, libro digital, ciberlibro,
también conocido como e-book, eBook, ecolibro,
es una versión electrónica o digital
de un libro o un
texto publicado en la World Wide Web o en otros formatos electrónicos.
También suele denominarse así al dispositivo usado para leer estos libros, que
es conocido también como e-reader o lector de libros electrónicos.
Generalidades
El término es ambiguo, ya que se refiere tanto a una obra individual en
formato digital como a un dispositivo electrónico utilizado para leer
libros en formato digital.
Por otra parte, algunos autores proponen que se debe hacer una distinción
entre los libros electrónicos y el hipertexto.
El hipertexto está destinado a la estructuración de la información a través de
enlaces, mientras que un libro electrónico se ha definido como la versión
digital de un libro originariamente editado en papel, aunque de hecho existen
libros electrónicos que no tienen una edición impresa en origen. Un ejemplo de
hipertexto sería Wikisource y uno de libro electrónico, cualquier libro en
formato digital que pueda encontrarse en Internet o en CD-ROM
Evolución de los libros electrónicos
Existen muchos dispositivos que pueden ser utilizados como lector de libros
electrónico: PC, PDA, portátil, y en general cualquier dispositivo
que posea una pantalla
y memoria.
Sin embargo, a finales de la primera década del siglo XXI comenzaron a
aparecer dispositivos cuya función era servir exclusivamente de libro
electrónico. Estos dispositivos se caracterizan por un diseño que permite
emular la versatilidad del libro de papel tradicional. Así, se buscó movilidad
y autonomía (dispositivos móviles con bajo consumo de energía para permitir
lecturas prolongadas sin necesidad de recargas), pantallas con dimensiones
suficientes para mostrar documentos tradicionales (un A4 o un A5) y alto nivel
de contraste incluso a plena luz del día.
En este contexto aparece la tinta electrónica, que tiene un "efecto papel" (debido a la
ausencia de iluminación propia y alto contraste obtenido) y su bajo consumo
(pues esta tecnología no necesita alimentación más que en los cambios de
pantalla).
Ejemplos de estos dispositivos son el iLiad (fabricado por
iRex y primer dispositivo comercializado en España desde 2006), el Reader
(PRS-500 y PRS-505) de Sony, el HanLin V3 (comercializado en España por
Grammata bajo el nombre de Papyre), el STAReBOOK STK-101, el BookeenCybook, el Kindle que es un
producto de Amazon.com
y el 2010 iPad, un
producto de Apple que además de ofrecer una librería en línea como Amazon,
también permite diversificar la presentación de libros electrónicos con
capacidades multimedia.
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http--papyrefb2.net-frames-index
E-BOOK
Antes, cuando uno se iba las vacaciones de verano al pueblo, había una serie de cosas que nunca debía olvidarse: la paciencia, las bicis de los niños y los libros de lectura. Hoy en día algunas cosas han cambiado; la paciencia, ay! la paciencia, esa siempre la debemos de llevar, pero las bicis y los libros, eso..ja!, es como si estuviese pasado de moda. Los niños ya no llevan bicis, ahora llevan mountain bikes (con freno de disco incluido), y de los libros, qué os voy a contar, cada vez en más casas se van quedando relegados a adornar nuestras baldas de una forma casi vulgar. Parece como si nos mirasen resentidos de no sentir nuestros dedos resbalar por su portada ni nuestra vista pasearse por esas palabras que tan lejos nos han llevado. La llegada a nuestras casas del e-book los ha hecho relegarse a unas estanterías donde sólo acumulan polvo.
Yo siempre he sido un lector empedernido. Mis viajes a las librerías y bibliotecas de nuestra ciudad siempre han sido un placer para mí, pero siendo sincero, la llegada del e-book ha hecho que cambie algunas costumbres. La más cómoda de todas: cuando salgo de viaje no tengo que meter en la maleta los 3 ó 4 libros de costumbre, sino que eso lo suplo con un magnífico e-book, que no pesa ni ocupa espacio, y donde puedo meter miles de libros. Es el edén del gran lector, donde las palabras no dejan de pasar delante de mis ojos, convirtiéndose en una serie de aventuras sin fin. No tengo que aminorar mi lectura pensando que ésta acabará, ya que el e-book es como un pozo sin fondo de historias; por otra parte, la comodidad de poder comprar los libros por Internet sin necesidad de moverme de casa, en una tienda virtual donde hay una infinidad de libros y además a un precio inferior al libro de papel. Realmente es un aparato increíble. Me deja marcar las páginas, pasarlas (virtualmente) con el dedo, como si de una hoja real se tratase!, puedo incluso leer de noche sin dejarme los ojos, y tampoco noto su peso. Además de todo esto, puedo cambiar el tamaño de la letra, haciéndola más pequeña o más grande en función de mis necesidades. Y para los más ordenados, el e-book da la posibilidad de clasificar los libros como más nos guste, sea por autor, título, etc. Estas son unas de las ventajas de este aparato, que no las únicas, ya que no me gustaría desvelaros todas, por aquello de dejar la magia en el aire. Por si no os habéis dado cuenta, soy un admirador del e-book.
Mi hija, en cambio, sigue siendo de libro de papel. El olor, el tacto, incluso el notar su peso entre las manos, hace que se sienta feliz y es incapaz de leer un libro en mi e-book. Con cada libro que pasa por sus manos, veo cómo lo primero que hace es abrirlo y oler su contenido, buscando ese olor cómplice que parece indicarle si esa historia que va a empezar a leer le gustará o no. Acto seguido, el tacto: pasa la mano por la portada y la contraportada, como si a través de su mano pudiera escuchar los latidos de esas palabras que está segura le llevarán a buen puerto. Es sin duda una nostálgica del libro, pero para mi, que me considero un hombre directo, que busco más el pragmatismo que la nostalgia, el afrontar que el rodear, veo que sus alabanzas sobre el libro de papel, son precisamente, lo que ha hecho que mi balanza se incline hacia la tecnología y vea en el e-book, no sólo un amigo fiel para mis viajes, sino para mi día a día.
Está claro hacia dónde se inclina mi corazón, pero, ¿y el vuestro?
Luis López-Quintana De Carlos
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